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Francisco ‘Chamaco’ Valdés: Siete años sin un ídolo

Esta semana se cumplió un nuevo aniversario del fallecimiento del emblema de Colo Colo, quien a punta de 180 goles por el Popular, su amor por el Cacique y una vida ligada al fútbol dejó una huella en cada uno de los fanáticos albos.

Un gran jugador, goleador, asistidor, lleno de magia en los pies, pero lo más importante, una gran persona. Así recuerdan a Francisco Valdés Muñoz, ícono y emblema de Colo Colo, quien nos dejó hace siete años tras un infarto al corazón. Esa tarde del 10 de agosto de 2009, los albos no perdíamos a un ídolo, sino que David Arellano ganó un nuevo refuerzo en el cielo, uno de los mejores que podría tener.

“Chamaco” era un bendecido. Tenía un talento innato con los pies. Cada pase en profundidad era opción de gol y cada tiro libre ejecutado se clavaba en el ángulo del portero de turno.

Su carrera comenzó en las inferiores del Cacique y su debut fue en 1961 en el estadio Nacional, con tan solo 17 años. El joven jugador ingresó en el minuto 37 de partido cuando el marcador se encontraba en un 2-2 frente a Cerro Porteño, de Paraguay, en un duelo amistoso, y en la primera pelota que toca ya convertía el primer gol de su carrera. Este día, nacía un futbolista que llegaría hacer historia en el fútbol chileno.

Como dato curioso, Valdés comenzó su vida como profesional de puntero izquierdo, pasando después a interior izquierdo, para finalizar como interior derecho, posición que heredó de su maestro y referente: Enrique “Cua Cua” Hormazábal.

Con la camiseta alba, el talentoso mediocampista anotó 180 goles en torneos nacionales, en 353 partidos disputados, en los tres periodos que defendió al club: entre 1961 a 1969; 1971 a 1975; y el año 1978.

Además, ostenta un récord que no ha alcanzado ningún otro jugador del medio nacional: convirtió 215 goles en Primera División y se transformó en el goleador histórico del fútbol chileno. Sin embargo, como anécdota, el ex seleccionado nacional nunca fue máximo artillero en un campeonato criollo.

Pero eso no es todo, ya que por Copa Libertadores anotó otros 20 tantos en 44 encuentros, siendo el chileno que más veces rompió las redes en el torneo continental, el cual le trajo varias alegrías, pero también rabias, como llegar a la final de Copa Libertadores 1973, siendo capitán, y perderla injustamente contra Independiente de Argentina.

Otros clubes chilenos también tuvieron el lujo de disfrutar la magia de “Chamaco”, quien defendió los colores de Unión Española, Santiago Wanderers, Cobreloa y San Marcos de Arica.

A su vez, hay otra polera que vistió con orgullo, que fue la de Chile, esa misma que ocupó para los mundiales de 1966 y 1974, este último como capitán. Su debut fue en un duelo contra Argentina por la Copa Carlos Dittborn en 1962, en un empate 1-1, mientras que su primer gol fue contra Brasil en 1966, en el triunfo de la Roja por 2-1.

Tanta historia genera el nombre de Francisco Valdés, que su muerte caló hondo en toda la familia del fútbol, ya que su infarto al miocardio, a la edad de 66 años, fue totalmente sorpresivo. En aquella oportunidad, todos sus ex compañeros compartieron su pena y la importancia del volante en su vida.

Carlos Caszely, uno de sus compañeros en Colo Colo, manifestó que “yo diría que ‘Chamaco’ debe estar entre los cinco mejores jugadores de la historia del balompié nacional. A él, le debo gran parte de mi carrera como jugador profesional”.

Humberto “Chita” Cruz fue uno de los más afectados, ya que en ese tiempo ambos estaban alzando un nuevo proyecto: “Aparte de haber jugado con él en Colo Colo y en la selección, estaba trabajando con nosotros en un proyecto de unas escuelas preventivas con el Gobierno. Como persona era un cabro lleno de alegría”.

Uno que compartió camarín con él fue Miguel Ángel Gamboa, quien recordó que “tuve la oportunidad de jugar con él en Colo Colo cuando fuimos campeones de la Copa Chile. Yo lo pongo dentro de los cuatro mejores jugadores chilenos de la historia. No había un jugador más rápido de mente que ‘Chamaco’. No se puede comparar con ningún futbolista en la actualidad”.

Otro que tuvo elogios para Valdés fue Leonardo Véliz, quien lo describió como un futbolista que “hablaba con el pie y con el cerebro en la cancha. No sólo le pegaba muy bien, sino que pensaba como genio, porque sin exagerar, como no va a ser un genio alguien que nunca tuvo clases de táctica, ni de controlar un balón, o de lo que significa tener ojos en la nuca. Era una persona especial y eso se llama talento”.

Sebastián González, sobrino del emblema albo, fue considerado el heredero que dejó ‘Chamaco’ en Colo Colo. Con sus goles en la primera década del nuevo milenio recordó en más de alguna ocasión a su tío, llegando al punto de apodarlo como “Chamagol”.

“Heredé el sobrenombre por la familia y no por como jugaba. Él tenía una técnica única y nada más lo pude ver por videos. Fue parte importante de mi vida y recibí de él los consejos de un hombre y de un padre”. Además, añadió que no solo le dejó enseñanzas en el fútbol, sino también que en la vida: “Fue alguien que tapó el no tener un padre cerca y fue ese referente. Desde chico me llevaba a los estadios y a los camarines”.

Francisco Valdés dejó una huella en cada hincha del Eterno Campeón, una huella marcada en el corazón del fanático albo. Un jugador que se ganó el respeto de todos con sus goles y con cada consejo que dio en vida. Un volante que tenía magia, talento y elegancia, transformándose en uno de los futbolistas más grandes en la historia del balompié chileno.

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