En 1992, Colo-Colo pasó a la final de Copa Chile sobreponiéndose a un resultado desfavorable.
3 a 1 había perdido Colo-Colo en el partido de ida contra Antofagasta, y debía hacer al menos 4 goles (así lo estipulaba el reglamento de esa época) para poder pasar a la final. Era 3 de junio de 1992 y el “Cacique” creía en la hazaña.
16 minutos y se encendía la ilusión con un derechazo de Jaime Pizarro imposible de atajar para el portero Cornez, que de nuevo tenía que ir a buscar la pelota al fondo del arco, luego de que Gabriel “Coca” Mendoza pusiera el segundo.
Llegaba el complemento y todo era nervios, la cosa se definiría en penales de no completarse los 4 goles de Colo-Colo. Todo seguía en ascuas y el suspenso se tomaba todo el estadio cuando en el minuto 40 del segundo tiempo, De Luca canjeaba un penal por gol. El milagro estaba por venir.
Y llegó, Garrido desató la fiesta cuando el partido expiraba y la definición a penales se veía en el horizonte. Colo-Colo, nuevamente, estaba en la final de una Copa Chile.